En la actualidad, se han presentado problemas en la sociedad por el aumento de mujeres con trastornos de la alimentación, principalmente la bulimia y la anorexia. El caso más reciente que recuerdo de muerte por bulimia fue el de la modelo mexicana Karla Álvarez que según el dictamen forense su causa de muerte fue un paro cardiorrespiratorio secundario a sus problemas de anorexia y bulimia. Esto nos prende las luces, y nos incentiva a trabajar en la salud pública acerca de estos trastornos, que ya están cobrando mayor cantidad de vidas y que en vez de trabajar en ellos, estamos empeorando la situación ya que cada día nos estamos concentrando en la figura de cada mujer incentivándolas a ser delgadas. Por tal motivo, quiero hablar acerca de la alimentación, su fisiología, la bulimia y su historia.
El acto de comer siempre ha sido un acto social, ya que los diferentes tipos de comida y la organización definen las diferentes culturas. Durante el paso de los años, la condición física debido a la comida ha variado, es decir, en épocas anteriores la obesidad significaba salud, riqueza, belleza y por el contrario la delgadez se comparó con enfermedad, repugnancia y fealdad. En la actualidad, se ha invertido estos papeles y es ahora la mujer delgada la que llama la atención en la sociedad y es la más bella.
Hablando un poco de la neurofisiología de la alimentación, se basa principalmente en la función del hipotálamo, ya que en este se encuentra el centro de saciedad ubicado en los núcleos paraventricular y ventromedial y el centro de apetito en el hipotálamo lateral. Además, se han descrito otros participantes del apetito que son el neuropeptido Y, ya que este estimula la ansia de comer, la proteína ArgP que está presente en el hipotálamo y sus niveles están elevados en personas obesas, ya que este igualmente estimula la ingesta, por otro lado, hay 2 peptidos que regulan el apetito generando su acción inhibitoria, que son la pro-opiomelanocortina (POMC) que genera su efecto uniéndose a los receptores de melanocortina inhibiendo la acción de la ArgP y la transcriptasa relacionada con la cocaína-amfetamina que está localizada en el hipotálamo e igualmente inhibe el apetito. Asimismo, hay reguladores periféricos del apetito, dentro de los cuales esta: la grelina, es excretada en el estómago y sus receptores están en el hipotálamo ventromedial y su mayor expresión es anterior a la ingesta de alimentos, y posterior sus niveles se ven muy bajos, se cree que es un antagonista de la leptina, la colecistokinina es secretada por las células duodenales, se activa en presencia de alimentos y lo que genera es la inhibición del vaciamiento gástrico para generar saciedad, el péptido intestinal Y actúa inhibiendo el péptido Y y estimulando la producción de POMC, por último, está la leptina, esta hormona al unirse con sus receptores en el hipotálamo induce una respuesta de saciedad.
Ya conociendo un poco acerca de la regulación del apetito, podemos hablar acerca de la bulimia nerviosa y un poco de su historia. Durante la historia, la obesidad era signo de poder y salud, y por lo tanto se servían banquetes muy grandes para llenar la saciedad de cada persona, pero estas a su vez para ingerir más alimentos se inducían el vómito. Por lo tanto, esta práctica no se veía patológica y no fue sino hasta el siglo XVIII donde se describieron los primeros casos de bulimia, y fue en 1979 que se acordó el nombre de bulimia nerviosa por Russell.
La bulimia nerviosa es la pérdida de control sobre la conducta alimentaria de la que se generan episodios de ingesta incontrolable, consuma de gran cantidad de comida en un periodo de tiempo corto, que proceden con conductas compensatorias para evitar el aumento de peso: el ayuno, el vómito autoinducido, el abuso de laxantes y el ejercicio excesivo. Respecto a su fisiopatología, en la parte biológica, se ha descrito una disminución del sistema noradrenergico, serotoninergico, dopaminergico, colecistoquinergico y aumento de la función del péptido YY. Con respecto a lo psicológico, se describe una personalidad insegura, inmadura, baja autoestima, rasgos obsesivo-compulsivos y por último en lo social está la presión que ejerce la sociedad sobre mantener una figura delgada para así ser aceptada en la misma.
Los criterios del DSM-IV son:
A- Presencia de atracones recurrentes. Un atracón se caracteriza por:
1) Ingesta de alimento en un corto periodo de tiempo en cantidad superior a la que la mayoría de las personas ingerirían en un período de tiempo similar.
2) Sensación de pérdida de control sobre la ingesta, no poder parar o controlar la cantidad.
B- Conductas compensatorias inapropiadas, de manera repetida, con el fin de no ganar peso, tales como: vómito provocado, uso excesivo de laxantes, diuréticos, enemas, ayuno o ejercicio excesivo.
C- Los atracones y las conductas compensatorias inapropiadas tienen lugar, como promedio, al menos dos veces por semana durante un período de tres meses.
D- La autoevaluación esta exageradamente influida por el peso y la silueta corporales.
Dentro de las principales consecuencias de la bulimia están: alteraciones hidroelectrolíticas, acidosis metabólica, ulcera esofágica, ruptura esofágica, neumomediastino, estreñimiento, alteraciones en el EKG, dilatación ventricular, ensanchamiento de los surcos cerebrales, pueden tener niveles de T3 y T4 bajas.
Por último, quiero expresar mi opinión acerca de la situación actual que vivimos, es indiscutible que la sociedad ejerce una gran presión en las mujeres para conservar una figura física que se supone es la ideal, pero no nos ponemos a pensar en que consecuencias les generara a las mujeres, ya sea psicológicamente, socialmente, biológicamente. No obstante, la bulimia es un trastorno de alimentación muy común en la sociedad, es de etiología multifactorial, ya que como vimos participa una parte biológica, psicológica y social, y debemos ser conocerlo y ser conscientes para asimismo detectarlo a tiempo y evitar complicaciones como incluso la muerte que se presenta en los días.
Anexos:
Referencias:
Turón Gil Vicente. Trastornos de la conducta alimentaria
Chinchilla, A.: Trastornos de la Conducta Alimentaria. Anorexia y Bulimia nerviosas, Obesidad y Atracones. Ed. Masson. Barcelona 2003